El síndrome del burnout, silente y muy difícil de manejar para sus víctimas, el cansancio extremo que va drenando la salud mental de millones de personas en el mundo, y que ha sido una de las grandes secuelas que fue dejando el Covid-19, además de pérdidas humanas y desastre económico en las naciones.
El síndrome de burnout o «síndrome del trabajador quemado» hace referencia a la cronificación del estrés laboral. Este se manifiesta a través de un estado de agotamiento físico y mental que se prolonga en el tiempo y llega a alterar la personalidad y autoestima del trabajador. Este síndrome puede dejar a su rastro saldos rojos en improductividad, sin embargo, puede ser manejado siempre y cuando las empresas se preocupen en prestar atención a sus trabajadores, quienes son los principales afectados. Para ello es necesario hacer de la inteligencia emocional la clave de la comunicación corporativa.
Gracias al cambio que se ha venido practicando en las propuestas gerenciales a nivel mundial, son cada vez más las corporaciones que a nivel mundial cuidan de que sus colaboradores padezcan tal síndrome de sobrecarga emocional, por lo que han de tomar acciones en concreto para evitarlo.
Efectos del síndrome de burnout:
Mal manejo de las relaciones personales y laborales.
Diabetes.
Infartos.
Derrames cerebrales.
Depresión.
Ansiedad.
Estrés.
Colesterol alto.
Dolores musculares y fatiga.
Dolores de cabeza recurrentes.
Insomnio.
Adicciones.
Ignorar cualquiera de los efectos que el síndrome produce no hará que desaparezca por arte de magia. Se debe reconocer plenamente que no estamos bien y que requerimos ayuda, o de lo contrario, seguiremos rodando hacia un foso emocional.
Las empresas que practican inteligencia emocional permiten a sus empleados hablar sin temores sobre el síndrome de desgaste profesional.
Tipos de síndrome de burnout
Por ser una patología que está condicionada tanto a factores externos al individuo como al clima organizacional de la empresa para la cual trabaja, así como las condiciones psicológicas del empleado, dicho síndrome de sobrecarga emocional en el trabajo se clasifica en dos tipos:
El síndrome de burnout activo: cuando el empleado mantiene una conducta asertiva y busca soluciones a los que está generando su desgaste en la organización para que sus circunstancias cambien.
El síndrome de burnout pasivo: que a diferencia del anterior, el trabajador mantiene una actitud de pesimismo, no sabe qué hacer y evita el contacto con los agentes que disparan su estrés.
Causas del síndrome de burnout:
Clima laboral. Es muy común en ciertas culturas organizativas tóxicas, donde existe la burocracia, no se le brinda suficiente apoyo al empleado y en muchos casos se observan casos de bullying laboral.
Expectativas interpersonales. El choque de los intereses por alcanzar en pro de su desarrollo como empleado vs la realidad que encuentre en la organización lo cual puede generar que el trabajador vea irrealizables sus metas y por ende su adaptación sea más lenta.
Rasgos de personalidad. Aunque no existe una teoría clara al respecto, se sabe que los individuos carentes de autoconfianza, baja autoestima y personas propensas a cuadros de ansiedad y depresión, pueden caer con mayor facilidad en este síndrome que otras.
Horarios laborales largos. Trabajar de más no es hacerlo mejor.
Alto nivel de exigencia. Ocurre en puestos de trabajo que requieren de esfuerzo físico, sin buen descanso y otros factores lo que genera desgaste en el trabajador al poco tiempo.
Sobrecarga emocional. Cada persona es única. Si una persona reacciona de cierta manera ante un estímulo, no quiere decir que otra lo hará igual. Por esta razón las herramientas de gestión emocional son vitales para ayudar a las personas a dejarse llevar hacia el síndrome de burnout.
Síntomas del síndrome de burnout
Baja energía.
Irritabilidad.
Escasa concentración.
Dolencias físicas.
Desbordamiento.
Frustración.
¿Cómo prevenir el síndrome de burnout?
Respeta los horarios de descansos y comidas.
Aprende a poner límites ante el exceso de tareas, margen de recursos o tiempo para su ejecución.
Promueve la colaboración y el buen clima laboral entre tus compañeros.
Aprende a leer las señales de tu cuerpo y tus emociones.
Separa lo personal de lo laboral a través del deporte y aficiones o hobbies.
Fomenta actividades grupales entre tus familiares y amigos.
Las empresas deben ser siempre un lugar en el que disfrutemos lo que hacemos, en donde podamos conectar con otros en diversos sentidos y crecer profesionalmente.
Las mejores empresas y las más exitosas son justamente aquellas donde el cliente interno se siente feliz con lo que hace, donde se genera una buena sinergia entre los compañeros y donde se le garantiza un excelente ambiente laboral al trabajador.
Hagamos de la inteligencia emocional nuestro aliado en la lucha contra el estrés laboral. Aprendamos a comunicar y gestionar lo que sentimos ya que es fundamental para llevar una vida sana, dentro y fuera de una organización.
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